2.13.2012

Mi país, más que mi patria, mi fincota


Es difícil señalar qué es exactamente lo que incomoda de las campañas publicitarias facilonas y superficiales de superación nacional como la pepsimorfosis. Que son profundamente ajenas a cualquier entendimiento crítico de la realidad nacional es de por sí obvio. Que apelan a un nacionalismo vacuo y simplista que difícilmente pase de las puras buenas intenciones, también.

Pero más allá de esto, lo que molesta de estas campañas es el uso descarado del archiconocido arte de vendernos gato por liebre; es decir, de hacernos creer que Pepsi tiene un enorme corazón altruista cuando lo que realmente le interesa, como a cualquier otra corporación, es vender más. Pepsi no vende un país, no vende una identidad o concepto. Pepsi vende Pepsi y punto. Y, bajo la lógica del capital, todo lo demás—Guatemala como idea, Arjona como intermediario—no es más que un simple instrumento para lograr el objetivo: que nosotros los consumidores compremos más Pepsi al asociar a ésta con una idílica versión de Guatemala que refleja no nuestras acciones sino nuestros deseos, un lugar paradisíaco y tranquilo donde reina la armonía y la fraternidad. Pensar que el altruismo corporativo es sinceramente altruista es tan ingenuo como pensar que la inteligencia militar es realmente inteligente.

La pepsimorfosis quizás no se sentiría tan artificial e inconsecuente si lo que nos mostrara, lo que señalara como esencia de una supuesta identidad guatemalteca, fueran cosas que hayamos logrado como sociedad; es decir, cosas que fueran el resultado de un esfuerzo conjunto. Pero la pepsimorfosis y su nacionalismo facilón se enfocan mayoritariamente en elementos ya existentes, en elementos que como comunidad no hemos construido: valles, montañas, verdes, azules, océanos, lagos y volcanes. Sería fantástico si, por el contrario, se pudiera mostrar (incluso que Pepsi lo hiciera) cómo erradicamos la ignorancia, la pobreza y la prepotencia; cómo construimos una sociedad justa donde nadie muere de frio, hambre o enfermedades curables, donde la seguridad no es el resultado de políticas policiales y represivas sino de cierta igualdad, ante la ley y ante el otro, basada en el aprecio y el respeto mutuo.

Pero lo que quizás más molesta de este nacionalismo Coelho, ligero, vacuo y facilón, es que reproduce la mentalidad finquera que, quizás como ninguna otra, define a la sociedad guatemalteca; una mentalidad simplista que no cuestiona su posición de privilegio; que cree que su simple deseo construye la realidad; que asume siempre que en su dominio reina la paz, la armonía y la prosperidad; que piensa que todo es como debe ser y por ello inmutable y eterno. Los esposos autoritarios que en sus casas-finca someten a sus parejas a su autoridad soberana; los profesores que en sus aulas-finca se desquitan con sus alumnos bajo despóticos regímenes disciplinarios; los padres que en sus hogares-finca crían hijos sumisos y prestos a reproducir el sistema; los empresarios que en sus oficinas-finca dirigen y tratan cual ganado a sus empleados; los guardias de seguridad, policías y soldados que, con el arma bajo el brazo, se transforman en pequeños dioses convencidos de tener el poder de decidir sobre la vida y la muerte de sus súbitos; los choferes de camioneta y los dueños de Suburban que se conducen cual monarcas en camino real; los finqueros que en sus latifundios-finca de café, de azúcar, de cardamomo, de ganado, deciden tiránicamente sobre las condiciones laborales de sus peones e incluso sobre su valía humana; ejemplos todos de esa mentalidad finquera presente en todos lo niveles de la sociedad y que probablemente sintetiza mejor que otras nuestra visión de nación.

Obviamente, nadie, en su sano juicio, quiere dejar de ser el Napoleón de su reino, el finquero de su dominio, por más reducido o insignificante que éste sea. Nadie, en su sano juicio, está presto a aceptar que su finca no es un paraíso, que además de verdes y azules, de montañas, lagos y volcanes, está llena de grises y negros, de barrancos, acequias y basureros. Nadie, en su sano juicio, quiere que su dominio, grande o chiquito, deje de ser su fincota. Pero los locos e insensatos aumentan día a día…
 

Publicado en PlazaPública - 11 de febrero, 2012

2 comments:

  1. Anonymous14.2.12

    Que resentimiento en estas palabras!! Parece que lo escribió un pseudo izquierdista del CUC o una de estas asociaciones de perdedores!! Talvez la Pepsi hizo esta campaña para posicionar más su marca...OK y que tiene de malo? Por lo menos está gastando millones en promocionar algo positivo para todos!!! Usted, estimado autor....Que ha hecho por Guatemala? Tiene algo productivo que ha realizado o solo escribir bla bla bla? El país necesita dejar de escuchar comentarios negativos, populistas y RESENTIDOS!! Póngase a trabajar y a generar bienestar para su familia y para la demás gente y así sacamos adelante a Guatemala todos juntos con o sin Finca como usted quiera.

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  2. Pobrecito el anónimo que escribe arriba. Resentimiento se escuchan en las palabras de él/ella. Parece que desde hace muchas décadas, el resumir, informar y detallar el funcionamiento del capitalismo lo convierte a uno en comunista. Que insensatez seguir hablando al respecto. Ya está pasado de moda.

    En cambio, me parece acertadísima la perspectiva del autor que advierte de los peligros de enorgullecernos de algo que no es nuestro. Los volcanes, Panajachel, las selvas y el jaguar no son obra de ningún guatemalteco. Creo que se debe celebrar el fin de la guerra, el acercamiento entre etnias y el país multicultural que poco a poco intentamos construir. Pero no señor, con odio no vamos a lograr nada. Tildando de izquierdistas (por cierto, qué termino tan anticuado) a los que denuncian la manipulación emocional con la que juegan empresas que te venden un país que no es de ellos. Así no vamos a llegar a nada. Me parece que el autor ya está haciendo algo por el país al tomarse el tiempo de escribir un texto en el cual busca informar a la población y transmitir su forma de pensar. Puede ser poco, pero está haciendo algo. ¿Y usted señor/a anónimo/a? ¿Me podría dar un link a su blog?

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