La actividad, que se llevará a cabo el sábado 28 de abril, consiste en una carrera de obstáculos de 3Km “contra sangrientos y hambrientos zombis” en el campus de la Universidad Francisco Marroquín. Si entendí bien las reglas, cada participante tendrá tres cintas verdes sujetas al cuerpo que los zombis, otros participantes, tratarán de arrebatar. Si el “humano” llega con al menos una de ellas a la meta, habrá sobrevivido el “apocalipsis zombi”. Suena divertido, ¿no?
Pues puede
que no sea más que una coincidencia, pero resulta revelador que de cientos o miles de posibilidades, los organizadores hayan
escogido incluir zombis, llamarla Corre por tu vida y, más aún, llevarla a cabo en las
instalaciones de una institución que vocifera a los cuatro
vientos las ventajas y bondades del capitalismo, el libre mercado y la fe
libertaria-objetivista. Me explico.
El zombi es un ser privado de habla y conciencia que es incapaz de pensar por sí mismo o
tener deseos propios. Más aún, es un ser que actúa por inercia y carece de
razón, libertad y autonomía. El zombi es
siniestro porque representa, en un plano obvio, tanto nuestra propia muerte
como la posibilidad de que no seamos más que animales interesados en satisfacer
nuestros apetitos. Menos obvio, quizás, el zombi nos muestra la posibilidad
siempre latente de perder nuestra capacidad de raciocinio, voluntad y libre
albedrío para convertirnos en simples esclavos del zombificador, ya sea este
una religión, ideología política, doctrina económica e incluso un deseo o meta personal.
Así visto, el zombi puede también ser tomado
metafóricamente como el consumidor ideal, un ser que ha asumido como propio los
mandatos del consumismo capitalista y su publicidad zombificadora, y que por
ende encuentra en el consumo mismo su identidad, motivación y realización
personal. Cual zombi, este consumidor ideal además carece de ideas y deseos
propios, pues éstas son realmente producto de la penetración del capital y la
publicidad en todas las esferas de la vida y, por lo mismo, la libertad del
zombi-consumidor es ilusoria; su autonomía, inexistente. Pero el zombi también podría
tomarse como la metáfora demasiado perfecta del trabajador ideal pues no
devenga un salario; no tiene deseos, ideas u opiniones propias; y tampoco puede
hablar, discutir u organizarse para exigir sus derechos. Más aún, el zombi
puede trabajar infinitamente sin adquirir conciencia de ser explotado y, por
lo tanto, se le puede extraer el máximo margen de utilidad sin que exija algo a
cambio.
Todo esto es, obviamente, una exageración, pero la realidad
no es ni muy distinta ni tan distante. ¿No sentimos a veces que vamos
enfrentando el día a día por pura inercia, sin entender por qué y para qué hacemos
lo que hacemos o al menos preguntárnoslo? ¿No fomenta el capitalismo consumista
y el neo-liberalismo una actitud zombi-complaciente que elimina la reflexión
crítica y fomenta la apatía hacia nuestro entorno? Y, a un nivel más tangible,
¿no están tanto nuestro consumismo desenfrenado como el capitalismo financiero-neoliberal y su
particular idea de progreso acabando con nuestro hábitat y convirtiéndonos día
a día en muertos vivientes con cada barril de petróleo que se extrae, con cada
mina que se excava, con cada bosque que se tala en aras del “progreso”?
Como sugiere la permanente crisis
económica en que vivimos, el incremento
de la desigualdad y el aumento de la pobreza extrema, el capitalismo neo-liberal y su fe ciega en el
libre mercado y la eliminación de regulaciones no parece ser—como sostienen
Hayek, Mises, Friedman y demás dioses del panteón libertario—el ente cuasi-autónomo
que se corrige a si mismo; tampoco la marea que levanta a todos los barcos o la
cornucopia que beneficia a todos, aunque sea por goteo; menos aún el sistema que
fomenta y garantiza un comportamiento ético a nivel personal y corporativo. El capitalismo, especialmente en su versión
financiera-neoliberal, pareciera más bien ser una especie de zombi autómata y
destructivo que ha perdido ya cualquier relación con el bienestar humano y se
dedica a causar zozobra, caos y miseria; un sistema económico interesado en zombificarnos a todos y así disponer de un
gigantesco ejército de muertos vivientes sin ideas o deseos realmente propios y
dedicados a trabajar, consumir y callar.
No sé si la inclusión de zombis en la actividad refleja la
absoluta internalización del sistema o si más bien revela la sospecha de que
algo no anda bien, pero el nombre de la actividad habla por sí mismo. Ante el
acecho constante del zombi-capitalismo neo-liberal cada quién corre por
su vida y sólo por su vida ya que, al
mejor estilo libertario-objetivista-individualista, la cooperación, la búsqueda del bien común por sobre los intereses
individuales, y la posibilidad de organizarse y actuar colectivamente no están incluidas
como opciones en las reglas del juego. Es más, no me extrañaría que incluso
estuvieran explícitamente prohibidas.
Publicado en Plaza Pública – 28 de abril, 2012
genial!!
ReplyDeleteExcesivo, pero gracias por el comentario Don Anónimo.
DeletePatético. Esto se llama no tener nada que hacer y andar buscando formas ridículas relacionar una actividad divertida con filosofías políticas que no vienen al caso. La psicosis izquierdista vuelve a quedar en evidencia en este artículo. El evento fue organizado por estudiantes, no por la institución y la idea de incluir zombis es para llamar la atención a algo que esta "de moda". ¿No iría esto en contra del punto del autor? ¿Por qué la actividad está abierta para todo público y no sólo "zombis-libertarios?" El autor lo dijo " No se si la inclusión de zombis...." exacto..NO SABE.
ReplyDeleteJustamente, la pregunta que trata de contestar este post es, ¿por qué están de moda los zombis? ¿Acaso cree, Don Anónimo, que las prácticas recreativas se dan aisladas del contexto económino-político-social?
DeletePobres los patojos de la Marro. Creo que a nivel academico no estan mal. Pero la vida es mas que academia. Ya esta claro en estos tiempos que tambien hay que sentir. Les dice algo las redes neuronales? y buena pregunta Christian. C Recinos
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