He decidido que debo finalmente
cambiar de actitud. Tanta gente, me he dicho, durante tantos años, me he vuelto
a decir, no puede estar equivocada.
Ríos Montt también lo sabía y por ello se pasó más de un año exigiéndoles semanalmente a los guatemaltecos que cambiaran de actitud y se comportaran, de una vez por todas, moralmente. Por ejemplo, el 23 de marzo de 1982, con el golpe de estado recién salidito del horno, Ríos Montt le recomendó a los guatemaltecos “en primer lugar una oración a Dios nuestro Señor … y en segundo lugar su colaboración, su tranquilidad y su paz, la paz de Guatemala no depende de un quehacer de armas, la paz de Guatemala depende de usted señor, de usted señora, de usted niño, de usted niña, sí, la paz de Guatemala está en su corazón, una vez que haya paz en su corazón, habrá paz en su casa y habrá paz en la sociedad, por favor ni más tragos ni más nada, a trabajar, Guatemala necesita trabajo, no hay fuentes de trabajo, no hay autoridad … Hoy con moralidad, guatemaltecos, les decimos, ante Dios, empeñamos la palabra de la Institución Armada para garantizarles paz, trabajo y seguridad”.*
Ríos
Montt lo sabía; sabía que si los guatemaltecos oraban más, trabajaban más, se
dedicaban a la familia (y no a la política), respetaban a la autoridad y,
sobretodo, dejaban de chupar, es decir, si se decidían a cambiar de actitud y
actuar moralmente, habría paz y tranquilidad en Guatemala y se crearían automáticamente
fuentes de trabajo. Claro, Ríos Montt tampoco era ningún tonto y sabía, como
Barrios, que los guatemaltecos, y especialmente los indígenas, han sido siempre
un poco necios, y es por eso comandó una brutal y cruenta campaña
contrainsurgente en caso nos resistiéramos a cambiar de actitud y valores.
Casi
treinta años después nos vuelven a decir que no amamos a Guate lo suficiente,
que nos urge cambiar de actitud y transformarnos individualmente. Y aunque esta
vez no nos dicen exactamente qué tenemos que hacer, he decidido asumir que, al
igual que Barrios y Ríos Montt, ellos también saben lo que hacen y que ya es
hora de darles una oportunidad, dejar de ser un cangrejo resentido y criticón, unirse
a la algarabía colectiva y confesar, con profunda contrición, que no sos vos, Guate; soy yo.
Admito, sin
embargo, que algunas mañanas, cuando la somnolencia no se me ha quitado del
todo, me entra una pequeña duda y me pregunto si todos ellos no demandan
esencialmente lo mismo; si lo realmente inmoral no es, en todo caso, un sistema
político y económico intrínseca, intencional e históricamente desigual, injusto
y autoritario; si después de más de 130 años no va siendo ya hora, más bien, de
exigirles colectivamente a las élites políticas y económicas que son ellas, en
todo caso, las que deben cambiar de actitud y empezar a actuar éticamente. Pero
luego, cuando se me quita la hueva y se me aclara el pensamiento, me acuerdo de
aquel pobre señor que, sin poder hacer nada al respecto, despertaba y
despertaba bajo la atenta e implacable vigilancia de un dinosaurio, y me
convenzo finalmente de que si un día hubiera decidido cambiar de actitud y aceptar
que el problema era él, probablemente se hubiera levantado al día siguiente con
el otro pie y el dinosaurio, temblando de pavor ante semejante atrevimiento,
hubiera salido corriendo sin pensarlo dos veces.
* Efraín
Ríos Montt, Mensajes del Presidente de la
República, General José Efraín Ríos Montt (Guatemala: Tipografía Nacional, 1982), 10.
Entiendo muy bien lo que decís. Hace poco comentaba con alguien "está bueno que el tipo diga cosas positivas en la tele con lo de la pepsimórfosis; pero con el alcance que el tiene podría haber hecho algo mejor"
ReplyDeleteEs cierto que muchos no apreciamos nuestra herencia geológica y cultural, pero es más triste ver como no nos apreciamos como humanos, como hermanos.
Al final del día el mensaje publicitario no está diseñado para nosotros, sino para los que creen que el asesino, el violador, el evasor fiscal y el demagogo van a cambiar porque Arjona se los dice...
Otro para citarte :)
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