Si
pudiera volver el tiempo y empezar nuevamente haría
exactamente lo mismo; lo fatídico es una categoría bastante subjetiva,
¿sabe? Claro, hay que aparentar que uno está de acuerdo, que uno siente lo
mismo que todos, el dolor colectivo, la pobreza. Ya sabe, todo eso. Pero por
dentro uno a veces se alegra y hasta lo celebra. Quizá se nota un poquito, en
los comentarios que se hace, en la ausencia de lágrimas, en los chistes que se
cuenta, pero generalmente pasa desapercibido. Lo fatídico no siempre es malo, menos para alguien
que como yo se dedica, a veces sin querer eso sí, a planear y ejecutar
fatalidades. Y no es que lo celebre o me sienta orgulloso de ello, es simplemente
lo que hago y ya. Lo que me tocó hacer, pues. Algunos disparan desde motos.
Otros secuestran. Otros aún más entusiastas se incorporan a las filas del
ejército. Yo no. Ese contacto directo no va conmigo. Lo mío son las oficinas; las mías, las del ministerio, da igual. Es desde ahí que la fatalidad se puede
distribuir más equitativamente y yo, como lo sabe, soy un ferviente creyente en
la democracia y el estado de derecho. Así que si me pregunta, si realmente
quiere saberlo, no. Para nada. Es más, como le dije, haría exactamente lo mismo. Ahora, si me disculpa, me voy a dormir
un rato que me espera un largo día.
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