Cada
vez cuesta más escribir estos textos quincenales [en Plaza Pública]. Es como escribir sobre lo
mismo una y otra vez. Hace 1, 10, 20, 50, 100, 200 años que siempre es lo mismo.
O casi lo mismo. O lo mismo con fachada diferente: racismo, corrupción,
acaparamiento, valeverguismo, mediocridad, ataques por lo bajo, desesperanza,
privilegios, orejas, shucadas, hipocresía y un largo, enorme etcétera.
Cada portada de periódico es la misma portada. Cada noticia la misma
noticia. Cada estupidez del gobierno la misma estupidez. Cada robo el mismo
robo. Y la apatía es ciertamente la misma. Claro, algunos invocan con más
frecuencia el nombre del señor o se encierran aún más, como en los ochentas, en
su propio mundo. Pero el baúl de la indignación pareciera ser uno sin fondo. Y
las calles siguen vacías.
Vacías aún cuando deciden gastarse 170 millones
de dólares en aviones para supuestamente pelear una guerra absurda y ajena,
mientras la desnutrición crónica sigue siendo real y muy nuestra. Aún cuando
los gobernantes anuncian transparentes negocios un miércoles santo para que no
duela tanto. Aún cuando el gobernante es implicado en masacres y crímenes de
lesa humanidad. Aún cuando la gobernante llama "misogenismo" a
uno de los mayores males de la sociedad, demostrando así no solo su analfabetismo
funcional sino también lo poco que le interesa el tema. Aún cuando los
gobernantes imponenen a la fuerza a sus allegados, salteándose los procedimientos
establecidos porque claro: aquí mando yo y punto. Aún cuando el
gobernante dice, “No voy a emitir opinión
sobre las mentiras que están diciendo. No me voy a prestar a ese circo”; sabiendo que al decir “mentiras” y “circo” ya dio su
opinión. Aún cuando la gobernante, refiriéndose a una
investigación realizada por elPeriódico, afirma que “el 99.5
por ciento de lo que dice es mentira”. Así nomás, siendo su palabra su
único argumento pero eso sí, habiendo calculado con absoluta certeza el
porcentaje de mentiras. La vida quizás dé
sorpresas, pero en Guate la política jamás las da. Es tan pero tan previsible
que de haber Maquiavelo nacido en estas tierras no hubiera tenido nada que
escribir.
Pero
eso sí. Hay que ver las muestras de indignación cuando aparece un funcionario
del estado aprovechándose de su posición de poder para conseguir favores
sexuales. ¿Ya viste el video? Se preguntan unos a otros como si nunca pasaran
esas cosas. Como si preguntar absolviera, lo hiciera a uno diferente. El pedorro
siempre es otro, supongo. Es todo como parte de un muy mediocre guión escrito hace
más de un siglo donde los actores cambian cada cierto tiempo pero la trama sigue
siendo la misma. Y los crédulos y confiados, aquellos que al parecer no pierden
la esperanza con nada, repiten el mismo mantra: hoy sí muchá, este fijo la
hace, le doy toda mi confianza, hoy si voto convencido… ups parece que no la va
a hacer… mierda, es igual que los anteriores… no, me equivoqué, no es igual, es
el peor de todos… ya ven muchá, les dije que no votaran por ese. Y así cada
cuatro.
Y
a uno como que le entra un poquito de esperanza cuando ve al Gran Bully en el
banquillo. Pero luego uno oye y lee comentarios, posts, discusiones y dan ganas
de volverlo a mandar todo al carajo. Los mismos argumentos racistas y clasistas.
Disimulados, claro, pero igualitos a nivel discursivo. Y el mismo argumento
falaz repetido hasta el cansancio como excusa disimulada, como una tímida muestra
de afinidad: ¡pero que los juzguen a todos!, exclaman indignadísimos. Y pienso
que qué dirían si a uno de sus hijos, el que está en primaria, el Gran Bully
del colegio, que está en quinto bachillerato, le da una gran trancaseada; o si
a su hija el mismo Gran Bully y sus secuaces le dan una gran manoseada; y,
claro, se van a quejar a la dirección del colegio y el director del colegio les
dice que sí, que lo lamenta mucho, que ya sabe usted que estamos totalmente en
contra de los abusos de los bullies pero, ¿sabe qué, usted? No podemos hacer
nada contra el Gran Bully si no tomamos al mismo tiempo represalias contra
todos los que andan jodiendo en el colegio. ¿Qué le dirían al director?, me
pregunto.
Pero
entre todo es entendible la actitud. Quiera que no, la coyuntura es propicia
para que se abra la caja de pandora, para que se sepan cosas muy incómodas de
ese pasado que muchos quisieran que permaneciera perpetuamente en el olvido. El
Gran Bully fue la cara más visible de esos años, la más extrovertida, la más
exaltada, pero atrás, encima y al lado de él hubo muchos otros: los que
atizaron el fuego del anticomunismo recalcitrante, los que apoyaron tácita o
abiertamente la crueldad, los que la financiaron, los que se beneficiaron e incluso
lucraron con ella. Claro que es duro aceptar que uno fue partícipe de la
violencia sistémica, aún si fue desde el silencio, la apatía, la aceptación
tácita. Es duro aceptar que el precio de mi paz y tranquilidad fue ponerle fin
a los sueños, esperanzas y vida de miles de personas. Y sería fantástico, por supuesto,
que el Gran Bully, sentado en el banquillo, en un ataque repentino de
honestidad brutal, se atreviera a señalar, con nombre y apellido, a todos
aquellos que entonces apoyaron, financiaron y, sobretodo, lucraron con todo
aquello por lo que hoy es juzgado. Pero no, no sucederá.
Y mientras
tanto, el gobernante decide darse una cínica o ingenua, ya realmente no se
sabe, vuelta por el
triángulo Ixil para repartir bolsas solidarias (¿qué? ¿ya no se se llaman
así? ¿que ahora son seguras? Ah, ve pues.). Asegura, eso sí, que nada tiene que
ver la visita con el juicio o el reciente señalamiento de haber estado
involucrado en lo que hoy se juzga. Pero eso sí, en una ejemplar muestra de
respeto hacia la independencia de poderes, no pierde la oportunidad de intentar
quitarle legitimidad al juicio sentenciando, usando números precisos como su Vice, que el 50 por ciento de la población Ixil no está enterada del mismo.
Claro, a él lo eligieron 2,300,979 votantes de los
7,340,841 inscritos en el padrón electoral, o sea el 31.3 por ciento, cifra que
pareciera ser menor, aunque puedo equivocarme, que el 50 por ciento en mención.
En fin, no sé realmente, y la verdad poco inporta, si este gobierno
es el peor o el más corrupto de todos, pero como van las cosas el premio al más
hipócrita lo tiene asegurado.
Publicado en PlazaPública – 13 de abril, 2013
corruptos han sido todos los gobiernos, pero la diferencia de este por lo menos es que todo lo malo esta saliendo a relucir y no es como antes que sabiamos que habia corrupcion pero no sabiamos quienes dirigian la orquesta. La corrupcion se quita de a poco y a mi parecer este puede ser un pequeño paso para una patria un poco mas justa
ReplyDeleteMe pasa lo mismo que a vos, a veces siento que estoy en un círculo infernal de noticias que se repiten. Yo me repito en mis columnas, me aburro de andar opinando siempre de política, me gustaría tanto dejar ese tema y dedicarme a escribir de mis girasoles en el jardín, de la espinaca que no ha crecido bien, de la milpa que no logro mantener en pie, de los tomates que nunca se me dan. Pero se me van las palabras en genocidio, juicio, corrupción, gobierno, etc.
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