Ayer fue un día gris, de los que no existen donde la vida vale menos pero importa más. Un día gris, con viento, frío y un manto de hojas que crujen al caminar. Un día gris y cortazariano. Un día gris, para pensar, para ver, para oír, para indagar sobre aquellas preguntas que deberían ya tener respuesta. Un día gris, por que tenía que serlo, por que era necesario que lo fuera, por que a veces lo gris es lo que debe haber y lo que queda después de que ya nada queda, después del momento sublime en el que lo hecho no esta realmente hecho, en el que lo pasado es futuro, en el que lo gris puede, con un poco, con un ligero, con un casi imperceptible esfuerzo tornarse azul, tornarse verde, tornarse rojo o amarillo. O quizás, quien sabe, negro; pero uno de esos negros claros que casi parecen blancos, que casi, si uno es indulgente y optimista, se vuelven luz, claridad, sapiencia, obstinación, intuición y, sobretodo, y mas que nada, y a pesar de todo, certidumbre.
Un día gris que en algún momento, en una hora y un ahora preciso, se tornó colorido, iluminado, pleno…
10.28.2007
Un día gris
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hoy sigue siendo un dia gris, y han pasado tres meses. que mucha reflexion nos toca. ;)
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